miércoles, 12 de noviembre de 2008

DE DONDE ESTE MIRAR TAN HONDO SIN CONOCER TUS OJOS?

ALICIA DAUVIN DEL SOLAR
Dunedin. New Zealand
Miércoles 10 de Sept.08

Voy escribiendo en la memoria mientras recuerdo esa mirada tuya. Tu mirar que no olvida mi cuerpo. Y en este país tan lejano nada tiene relación con tus ojos. Ni los transeúntes, ni los patos que suben libremente desde el fondo del río que atraviesa la cuidad. Libres, como esta libertad para pensar que me observas desde otro tiempo y con la misma mirada como tú me recuerdas.

Entre tú y yo hay algo inolvidable y son las palabras que no hemos dicho nunca, y soy tan feliz cuando me llevas contigo y me cuentas con tus ojos lo que ves.

Atravieso la plaza por Castle Street y desde las cumbres borrascosas, donde nace el tiempo, llega un viento gélido de tempestad.

Antes de doblar por High Gate, observo desde la esquina, que las palomas han retornado al Campus, a los faroles iluminados, al café que recién abre las puertas a las ocho de la noche. ¡Ha, los ilusos, los poetas, los que aman y suenan atravesar la oscuridad esperando a sus luciérnagas nocturnas!...

Estoy describiéndote para no olvidar los ojos de aquel hombre que me ha mirado desde entonces y desde siempre, con ese mirar que tiene tu cuerpo. No me resigno a los recuerdos, ni a olvidar precisamente este día, este banco donde conversan los universitarios, ni el río, ni la calle ni el puente por donde suben los patos a la ciudad...

No sé, pero, eres como una mirada antigua que recorre el tiempo y soy la que viene trayéndote conmigo.
Y voy presintiéndote como un invento y a lo mejor ni existes, pero son los países extranjeros los que nos dicen lo que somos… en un ayer, o quizás manana, por ahora, solamente voy de paso tratando de descubrir por estas calles desconocidas, algunos tesoros que impacten mi curiosidad, y soy tan extrana, desconocida, o más ciudadana o mujer extranjera, que busca entre los escaparates ingleses alguna relación en otras pupilas para encontrarme con las tuyas. Quizás oír una voz con el tono de una sola palabra que me nombre….Pero al interior de las vidrieras los maniquíes orientales ofrecen exclusivamente al turista, el último look de la moda europea, y entre tanto cosmopolita, people and art, trato de comparar con otros rostros, la profundidad del fuegos que hay en tu Alma.

Me detengo, limpio con la mano enguantada el cristal empavonado por la escarcha para observar hacia adentro, a lo mejor en el bar de enfrente encuentre esa mirada que sabe leer en mis ojos. Sorprendida, el espejo me devuelve y regreso desde mí misma a mi propia imagen, a los recuerdos, nostalgias, al olvido, al ayer, al ahora, a la vida, al AMOR y a lo mejor manana…, está todo…. ¡Soy yo! de cuerpo entero, arrogante, fatal y despeinada por el viento polar, mientras la cuidad enciende sus luminarias.

Muy al fondo de los espejos, lejanamente, en la bahía de Port Chalmers, los patos atraviesan por Cumberland North hacia Dunedin Garden, retornan inclinados y balanceándose rítmicamente hacia las aguas oscuras de la noche. . .

¿De dónde esos ojos que me recuerdan ese mirar tan hondo?

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